lunes, 13 de agosto de 2012

Parapente: lo barato sale caro

Llego el día, un domingo feliz donde iría a realizar mi vuelo en parapente, uno lo ve relativamente fácil, o por lo menos yo pensaba: llegas al punto de encuentro, te montas en el parapente 20 mn. de vuelo y ya eres feliz y te descolgaste por los cielos como un pájaro, pero ¡oh! Sorpresa, cuando no es así.

La empresa con la que iba a realizar el parapente, la encontré luego de investigar algunos puntos de vuelo y costos para el mismo, (entre $70.000 a $200.000 por persona, con veinte mn. a una hora de vuelo, en eso varia el precio) encontré entonces, que son muchos los lugares dispuestos para esta actividad en los alrededores de Bogotá, se realizan vuelos por los lados de zopo, la calera y en las montañas que se encuentran en salida hacia Villavicencio.

En mi caso me lanzaría desde la salida de Villavicencio, mi vuelo duraría unos 20 mn., el costo a pagar era de $100.000, se pagaba la mitad al inicio de la actividad y la otra al finalizar. No incluía el transporte, si deseaba los traslados debería pagar $25.000 mas.

El punto de encuentro era en el portal del tunal, donde luego de una larga espera salimos rumbo a la montaña, donde luego de analizar el clima, el instructor, cambio el destino, pidió que regresara a mi casa que él me llamaría en un par de horas para confirmarme el nuevo punto, luego de ese tiempo, recibí su llamada, salimos entonces rumbo al portal de la 80. Como yo iba en carro particular, seguimos el carro del instructor, con la sorpresa de que se adelantaron demasiado y los perdimos en el camino, cuando intente contactarme, me dijo que estaban en el punto y que me estaban esperando para poder intentar un vuelo.

Yo, con sus señas, llegue al lugar donde estaban, pero mis intentos por encontrarlo fueron fallidos, al buen rato de estar dando vueltas por un lado y otro, nos encontramos con la noticia de que no era posible realizar el vuelo en ese lugar por el clima y el poco viento que hacía en esa tarde de domingo.

Para mí fue muy molesto, primero. que no tuvieran el tiempo para esperarme habiendo dado todas las vueltas que él había decidido para encontrar un punto; y la poca información con respecto al vuelo y cuando podría volverlo a intentar.

Emprendí el camino de retorno a Bogotá, con la promesa del instructor, de reembolsar el dinero en caso tal que no se llegara a realizar el vuelo otro día.

Luego de algunos intentos por cuadrar una nueva fecha para el vuelo, decidí pedir el reembolso de mi dinero, el problema es que había muchos intermediarios que en ocasiones decían que me lo devolverían y luego que no. Hasta el día de hoy, no he realizado el vuelo ni obtenido el reembolso de mi dinero.

Aprendí entonces, que si se quiere realizar esta actividad, lo barato sale caro; y ni tan barato por que el precio por realizar el vuelo no era tan mínimo comparado con otras empresas, además, que lo mas importante, es escoger un día donde haya buen clima y una empresa radicada en un punto fijo, (luego me entere que en Sopo, Cundinamarca, existen varios lanzaderos, donde hay instructores los domingos especialistas en la actividad) no como la que escogí, que se dedicaba a dar vueltas por los alrededores de Bogotá, hasta encontrar el punto. De esta manera termine pagando más dinero en traslados y alimentación.

Lo más importante es depositar la confianza en alguien serio y responsable y no por esto, matar las ganas de practicar este hermoso deporte. Aun hoy, sigo con la idea de hacerlo; descolgarme por los aires como un pájaro, y así ratificar lo que pienso que sería: la oportunidad de sentir los cielos desde las alturas y tener una experiencia de vida.